viernes, 24 de agosto de 2012

En paz me acostaré, y asimismo dormiré; Porque solo tú, Jehová, me haces vivir confiado.” Salmo 4.8

Una de las situaciones que aquejan a la sociedad actual es la imposibilidad de un buen dormir.  Seguramente sabes o conoces a gente que debe tomar pastillas para dormir ya que le es imposible concebir el sueño.  Se piensa que la principal razón para este trastorno del sueño es el estrés.  Las preocupaciones y la ansiedad que producen tienen como efecto inmediato el no poder tener un reposo tranquilo.

Aunque no lo creas, la Biblia también se refiere a este tema, pues señala que podemos dormir tranquilos e incluso vivir tranquilos pues tenemos al Señor de nuestra parte en quien podemos confiar.  Esa tranquilidad la podemos tener cuando Dios pasa a ser nuestro guía en la vida.  El salmista habla de paz y de confianza.  Aspectos que hoy en día se han perdido producto de la desobediencia del ser humano quien hace las cosas a su modo.  Naturalmente si hago las cosas a mi modo, sin considerar a Dios en mi familia, en mis estudios, en mis relaciones sentimentales, etc., es muy probable que mi vida carezca de paz.  Es decir, la paz debe basarse en los principios del Señor.

Dejar espacio a Dios y dejarse guiar por Él también es construir paz.  Es movilizarnos para que la paz se produzca.  Aprende a confiar en el Señor para que puedas dormir y vivir confiado.

Oración: Señor quiero tener la paz que tú me ofreces para obtener una vida de confianza y seguridad en ti.  En el nombre de Jesús, amén.

jueves, 8 de septiembre de 2011


La gracia de Dios.

Todo parte en un verano que nunca olvidaré. A diferencia de todos los años que íbamos al campamento de pastores de Licán Ray, pasaríamos las vacaciones en casa de mis primos que vivían en ese entonces en Villa Rica. Ahora entiendo que esa decisión de mi padre se debió a que pasábamos una situación económica bastante complicada. Sin embargo, a mis hermanas y a mí nos encantó la idea ya que mis primos eran muy buenos amigos nuestros y sabíamos que disfrutaríamos mucho junto a ellos.

Yo tenía 15 años. Escuchaba encantado el grupo de Los Prisioneros y también a Soda Stereo. En Villarica mi tío trabajaba como carabinero y mi tía como paramédico. En ese entonces mi tío Enrique no tenía un compromiso fuerte con el Señor. O tal vez lo tenía a su modo. El asunto es que el tío bebía y fumaba.

Siempre fui bastante pavo en realidad. Es decir, no era mi costumbre meterme en problemas quizás por temor a lo estricto de mi padre. Pero ese verano el papá y la mamá nos dejaron solos. Un día en la casa de mi tío vi, como de costumbre, la cajetilla de cigarros que dejaba junto a su velador en su pieza. Algo en mí me llevó a sacar con extremo cuidado uno de los cigarros. Era como si me hablaran. Si tomaba uno –pensé- no lo notaría nadie ya que la cajetilla estaba abierta. Finalmente lo saqué. Esa misma tarde, después de la once salí a caminar y llegué a la playa. Tomé mi cigarro y me lo fumé sentado en una piedra mirando el horizonte. Ni les cuento.

Al día siguiente, nadie, según yo, lo había notado. Como de costumbre mi tío llegó de su trabajo puntualmente a las seis. Pero ese día hizo algo diferente. Yo estaba sentado frente a la mesa del comedor cuando entra, saca su cajetilla de cigarros semi llena y la lanza sobre la mesa. La cajetilla se deslizó por la mesa y llegó justo a donde yo estaba. Levanté la vista y lo ví mirándome fijamente. Eso me bastó para entender que se había dado cuenta de mi tontera. Pienso que todos los colores del mundo vinieron a mi cara. ¿Qué iba a hacer mi tío? ¿Me acusaría con mi papá? ¿Me retaría él mismo? Yo esperaba lo peor. Pero para mi sorpresa lo único que hizo fue acercarse a mí, tomarme la cabeza y decir a todos: “estas cuestiones son tan malas. Las voy a dejar algún día”. Mi tío jamás le dijo a nadie lo que yo había hecho. Y esta es la primera vez que cuento esto a alguien en mi vida. No saben lo aliviado que me siento. Este acto, por ridículo y minúsculo que parezca, ha sido una de las muestras más concretas de perdón de pura gracia. No hubo reprimendas, no hubo consejos, no hubo acusaciones. Sólo un gesto de amor. ¿Cómo agradecer eso? Bueno, jamás volví a fumar. Hoy puedo entender mejor esta palabra llamada “gracia”.

miércoles, 24 de agosto de 2011

Para pensar un poco.

La revolución I


Hace unos días, estaba haciendo la cola para pagar en un negocio y
observaba a una madre interactuar con su hija de unos 4 años. Todo
comenzó cuando la niña lanzó un juguete por la cabeza de los que
estábamos en la cola:
- "Anda a recogerlo, Camilita".
Camilita se tira al suelo de la tienda y allí se queda, inmóvil.
- "Ya pues, Camilita, vaya."
Camilita sigue inmóvil.
- "Ya, Camilita, si no va a recogerlo no le voy a comprar na' el juguete".
Camilita BOSTEZA y, acto seguido, LE DA LA ESPALDA a su madre quien,
rezongando, abandonó la fila y fue a recoger el juguete.
Evidentemente, no cumplió su amenaza.

Para mí, esta anécdota es tremendamente ilustrativa del perfil básico
del chileno promedio: adultos carentes de la más elemental autoridad
sobre niños indiferentes a normas, hábitos y disciplina. Abolidos el
sentido del deber y la disciplina como ejes rectores del
comportamiento, un solo elemento estimula y guía al ser nacional: el
voluntarismo, es decir, la gente hace lo que quiere y ve en ello un
valor capital. Lo que resulta de esto es la descomposición social que
se observa hoy en el país y de la cual las protestas estudiantiles son
palmaria expresión.

En mi concepto, la motivación de estas protestas dista mucho de buscar
una mejora en la calidad de la educación y en el acceso a ésta. Desde
hace 16 años ejerzo la docencia en universidades e institutos
nacionales y, salvo contadísimas excepciones, jamás he encontrado
alumnos dispuestos a aprender, a personas con hambre de conocimientos
y voluntad para conseguirlos. Si hay que leer más de 2 páginas,
colapsan; jamás llegan con preguntas acerca del tema tratado; jamás
formulan pregunta alguna en las clases y un atroz etcétera. Si alguien
quiere mejorar la calidad de la educación, pues que dé el ejemplo y
estudie; pero no es este el caso: se trata de conseguir un objetivo
nominal, socialmente encomiable, bajo el cual se camufla el impulso
esencial: vivir la aventura de "dejar la cagá ".

La lógica de las tomas, huelgas y paralizaciones es, en su esencia,
contraria al fin que declaran perseguir. Quieren que SE mejore la
calidad y el acceso a la educación, restándose del rol primario que a
los estudiantes les compete que es, miren que sencillo, ESTUDIAR. Nada
impide generar presión y no abandonar las clases, sin embargo se
presenta un hecho como incompatible con el otro. Eso es propio de una
estructura de pensamiento anquilosada que ve en el conflicto
disruptivo la única vía de solución a los problemas: esa es la lógica
flaite en su expresión más pura. Proclaman la necesidad de mejorar el
acceso a la educación, pero cuando han accedido a ella y se ven
enfrentados a la tarea concreta de educarse, arrugan y prefieren
representar una posición a través del simulacro del compromiso activo
con el cambio estructural que, en una sociedad democrática, no les
corresponde a ellos realizar, sino a los representantes elegidos por
la ciudadanía. Y si estos no hacen su trabajo, no podemos ser como la
madre de la Camilita de mi ejemplo y hacer la pega por ellos.

El discurso falaz que impugna el lucro en la educación es, en mi
concepto, una muestra clara del fariseísmo hipócrita del movimiento
estudiantil. De acuerdo a éste, habría siniestros empresarios que se
llenan los bolsillos con la necesidad de los pobres estudiantes que,
incautos, se matriculan en sus institutos y universidades de calidad
miserable. Si así fuese, la solución es mucho más simple que dictar
leyes, crear superintendencias o cambiar la Constitución de la
República: tal como, en teoría, la gente no se baña en lugares no
habilitados para el baño, desarrollemos la conciencia social de que la
gente NO se matricule en esas instituciones. Y no nos llamemos a
engaño, no necesitamos banderas rojas que las señalen: en el mundillo
estudiantil TODO el mundo conoce cuáles son esas instituciones. El
problema es que hay un número no menor de jóvenes para quienes esas
instituciones son una opción real de educación porque aceptan su
incompetencia intelectual y optan por ellas a sabiendas de que
recibirán una formación cuestionable pero, y he aquí el detalle,
podrán ostentar la chapa social de ESTUDIANTES DE EDUCACIÓN SUPERIOR.
Y pagan por ello, porque la educación, en la lógica de
representaciones sociales, también ES UN PRODUCTO. Referirme a las
causas de esa incompetencia intelectual llevaría esta reflexión hacia
otros derroteros, pero creo que su origen no depende tanto del sistema
educacional, como de la cultura nacional.

Me violenta la falacia de presentar a la EDUCACIÓN como un bien
sacrosanto porque, a la hora de examinar el efecto de esa educación,
se advierten resultados desoladoramente malos. Y esto es así porque,
digamos las cosas como son, la calidad intelectual del chileno
promedio es paupérrima. SER médico, diseñador, periodista o profesor
tiene que ver, en el imaginario estudiantil, con PASAR los ramos, no
con imbuirse de una forma de ser, pensar y actuar. Y es que existe una
paradoja esencial: se quiere acceder a un nuevo estatus social, a
través de la educación superior, sin hacer el "up grade" intelectual.
Dicho en otras palabras: si alguien cursa y aprueba los ramos
correspondientes obtiene un certificado de médico, diseñador,
periodista o profesor, pero sin cambiar, necesariamente, su
disposición cognitiva. Un ejemplo: salvo escasas excepciones, las
tesis para obtener un grado académico tienden a repetir hasta el
infinito los mismos viejos problemas en cada una de las disciplinas.
Las tesis, que se suponen debieran indicar el peso intelectual y
académico del futuro profesional, terminan siendo trabajos chapuceros,
ramplones, mal escritos, cuando no plagiados de wikipedia. Pero esta
gesta sociológica de los paros, las tomas y las manifestaciones sirve
como modalidad compensatoria que "estudiantiza" al mutante básico que,
esencialmente, no quiere estudiar: "¿Profe, por qué no hace un trabajo
en vez de hacer la prueba?"

Sin embargo, la culpa siempre la tiene el empedrado. No al lucro
porque es contrario a la calidad en educación. Falacia atroz, pero
excelente eslogan de campaña. ¿De cuándo acá ese rechazo visceral al
enriquecimiento? El chileno promedio está dispuesto a endeudarse hasta
la 3ra generación para comprarse desde un teléfono hasta un auto nuevo
todos los años, pasando por cuanta chuchería inimaginable se le
ocurra. Es más: socialmente ha aceptado funcionar bajo esa lógica, y
LUCRA para ello. Pero si el que gana plata es el empresario, ¡ah no!
¡es un negrero, un desgraciado! Envidiosos, chaqueteros y arribistas.
De paso, si los 300 mil pesos que cuesta una consola Wii se
invirtieran en libros, otro gallo nos cantaría, ¿pero quién estaría
dispuesto a ello?

Si miramos el petitorio de los estudiantes y profesores, la gratuidad
en la educación se presenta como el eje de las reivindicaciones. Este
objetivo, aparentemente, es social, pero no nos llamemos a engaño: es
esencialmente POLÍTICO y, por lo mismo, no puede ser logrado por un
movimiento social. Si miramos con una perspectiva de ESTADO, desde el
momento en que un movimiento social consiga una reivindicación
política, la lógica de un sistema político democrático colapsa, por
cuanto ese movimiento social establecería la nula necesidad de ese
orden político democrático y, una sociedad que reprueba masivamente a
sus representantes, probablemente permitiría la instalación del
voluntarismo social como modelo de gestión. Y ese voluntarismo, que
depende de la retórica y la manipulación comunicacional de los actores
del movimiento, abre la puerta para cualquier cosa. Para bien o para
mal, un ESTADO necesita de buenos POlÍTICOS y los nuestros,
ciertamente, distan mucho de serlo. Hoy están más preocupados de
consolidar la imagen de un gobierno incapaz de ejercer su tarea de
gobernar, por acción y por omisión los políticos opositores han
instigado al movimiento estudiantil a lanzarse en esta cruzada
reivindicatoria, como ballenas hacia la playa. Miopes políticos, no
ven que al varar en la playa nadie los devolverá al mar. Son una
mierda, pero los prefiero a los Ayathollas que vendrán, escudados en
sus cuentas de twitter y grupos de Facebook.

El movimiento estudiantil es la expresión final de un estado de
descomposición social, respecto del orden en el que funcionan los
estados civilizados. Desde los rayados en las murallas hasta la
actitud de los dirigentes estudiantiles, quienes para mostrar su
desacuerdo con la propuesta hecha por el Gobierno, queman el documento
ante las pantallas, el espíritu es el mismo del de la Camilita de mi
ejemplo: hacen lo que quieren y esperan que esa sea la regla de vida.
Cuando en años futuros se estudie este fenómeno, será interesante
estudiar el rol que le ha cabido a los medios de comunicación en este
cuadro de situación. Para la mente del chileno promedio, lo que
aparece en los medios es la verdad. Con la llegada de los medios
virtuales, esa sensación se amplifica por la inmediatez de las
respuestas. Hoy, que la popularidad del gobierno llega a niveles
abisales, nadie recuerda que con la llegada de Piñera al poder se
habló de que los medios estaban en poder de la Derecha y que serían
manipulados para hacer que la gente reaccionara como los personajes de
1984 de George Orwell. Nada de eso ha ocurrido y los medios han
incidido decisivamente en amplificar el alcance de este desastre,
creando un clima medial adverso a la gestión gubernamental. Frente a
cada mal llamada demanda social, los medios en general han excluido
sistemáticamente el análisis serio e informado: se trata de validar la
voz de la masa que, por definición, carece de matices y se mueve,
esquizoide, entre el todo y la nada.

Por eso, creo, hoy la situación es cuánto más dramática: No hay
interlocutores sociales válidos y lo que dice la masa es ley. Ahora
mismo, leo en mi muro de FB voces aterradas con la "represión" que
carabineros ejerce contra los estudiantes. Pero a nadie le incomoda
que los estudiantes se quieran manifestar cuando, por razones claras y
atendibles, la AUTORIDAD, concepto que le da urticaria al mutante
básico, ha dispuesto que NO SE PUEDEN MANIFESTAR. Y vuelta con que
Pinochet y la represión. ¡YA BASTA! La democracia no es hacer lo que
se me pare la raja, sino hacer lo que las leyes que nos hemos dado nos
permiten hacer. ¿Por qué cuesta tanto respetar el orden establecido?
Si hay un puto orden, el que se sale de ese orden debe pagar las
consecuencias. ¿Por qué es tan difícil de aceptar? ¿No les gusta?
Cámbienlo, pero por un proyecto coherente, no por un conjunto de
emociones y frases hechas. Pero si no fueron capaces de hacerse cargo
del orden que existía, si no tuvieron la habilidad de cambiarlo desde
dentro, dudo mucho que el nuevo orden, hijo de la estupidez, la moral
pequeñoburguesa y su cobardía esencial sea un avance respecto de éste.
Es mucho más fácil disfrazarse de zombie y bailar frente a la Moneda
que negociar acuerdos, estando dispuesto a ceder para obtener algo.
Pero no: el camilismo exige el todo o la nada; es mucho más fácil
tocar la cacerola y tener su minuto en la historia que proceder, como
corresponde hacerlo en democracia, a través del debate, la reflexión y
la presión a los representantes políticos para que empiecen a honrar
el oficio por el que les pagamos y representen los verdaderos
intereses de la ciudadanía.

Esta es una sociedad de Camilitas sin control y no se trata de que la
AUTORIDAD deba cumplir un rol paterno, sino que el sentido cívico del
ciudadano debiera primar en una sociedad madura y civilizada. Pero eso
no existe: hay demasiado resentimiento, demasiada ignorancia,
demasiada maldad, demasiada estupidez. Por eso, considero que ésta es
la revolución de los tarados, con una sociedad enloquecida que,
víctima de una incompetencia intelectual pavorosa, delega sus
responsabilidades y reemplaza las ideas por los eslóganes, el debate
por las frasecitas en Tumblr, el respeto por la prepotencia y
renuncia, como en un carnaval, a una institucionalidad de la que jamás
se hizo responsable.

F. Villegas

miércoles, 10 de agosto de 2011

La concepción del hombre en el pueblo hebreo antiguo


Hace poco tuve que realizar un trabajo sobre el concepto hebreo de la muerte. Dentro de mi investigación encontré esta muy interesante opinión de un teólogo católico llamado Juan José Tamayo. A continuación les dejo un extracto de su pensamiento.

“El israelita ama la vida, la acoge favorablemente y ve en ella un don de Dios. La existencia, en lo que tiene de más físico y concreto, de más histórico y terreno, expresa la liberalidad de Dios. La vida es el don más preciado. Por eso, el creyente judío sueña no con escapar lejos de este mundo, sino con prolongar sus días en él. No desea elevarse por encima de las contingencias terrenales refugiándose en una espiritualidad de evasión, sino, más bien, gozar de todos los recursos que le brinda la creación. El israelita considera colmada su suerte cuando ha podido disfrutar de una vida larga y próspera y de una ancianidad prolongada y en paz. Su ideal de vida queda sobradamente satisfecho si llega a una muerte tranquila después de haber conocido a los hijos de sus hijos hasta la tercera y la cuarta generación. Frente a otras concepciones más pesimistas, el judío ve en la vida la gran realidad por excelencia.

La vida no es absurda, no es fruto del azar, tiene sentido por sí misma. En vano buscaríamos en el israelita a un místico que quisiera fundirse espiritualmente con la divinidad aniquilando su yo vital. Muy al contrario: se encuentra con el Dios de los padres a cada paso, en la vida diaria[1]

Como vemos la imagen que los hebreos tenían de la vida y la muerte distaba mucho de la tiene el pueblo griego que ve en la muerte un escape del cuerpo débil, hostil, inferior y pecaminoso. Esta idea no la tiene el pueblo hebreo ya que considera la vida terrena como el mejor regalo de Dios.


[1] Tamayo Acosta Juan José. “Para Comprender la Escatología Cristiana”. EDITORIAL VERBO DIVINO Avda. de Pamplona, 41 31200 ESTELLA (Navarra), 1993.

domingo, 19 de junio de 2011

La pureza no admite neblina


“Yo soy la luz del mundo; el que me sigue, no andará en tinieblas, sino en luz” Juan 8.12

Salí de mi casa a las siete de la mañana. Tenía que viajar a la ciudad de Los Ángeles para realizar unas clases en la Universidad de Concepción con sede allí. Decidí viajar en auto por la llamada “Ruta de la Madera” que llega primero a Santa Juana, luego a Nacimiento y, posteriormente a Los Ángeles.

Era una mañana donde la niebla se hizo notar desde el primer momento de manera muy espesa. Dicha niebla aumentó considerablemente en este camino, pues va bordeando el río Bío Bío y la humedad es mucho mayor. A las siete y media de la mañana la espesa niebla no me permitía ver más allá de tres metros de distancia. Debía tener funcionado constantemente el parabrisas, pero, de igual manera no veía prácticamente nada. El pavimento se encontraba resbaladizo, por lo que en los giros del camino debía tomar todas las precauciones. En un momento determinado simplemente no vi nada y decidí orillarme y detenerme. A los pocos minutos pasó otro auto en la misma dirección. Cinco kilómetros más allá se escuchó un fuerte golpe. El auto había impactado contra el cerro en una curva. Como estaba cerca de Santa Juana, a los pocos minutos llegaron los carabineros y luego la ambulancia a atender a los heridos. Gracias a Dios el chofer y los ocupantes resultaron ilesos.

En esa oportunidad pude relacionar claramente el versículo de este día. Andar en tinieblas es fatal. Puedes morir en cualquier momento. La niebla o las tinieblas no te permiten ver el camino. Jesús nos invita a andar en luz ya que Él es la luz del mundo.

¿Cómo se relaciona esto con la pureza? Querido estudiante, sólo quien anda en la luz es puro. El ladrón roba oculto, generalmente de noche para no ser sorprendido. Quien habla mal de los demás (comúnmente conocido como “pelador”) lo hace también escondido, no de frente, más bien en la oscuridad del anonimato. El que copia en las pruebas lo hace intentando engañar al profesor, en la oscuridad de lo oculto.

La pureza es luz porque se manifiesta tal cual es. No engaña a nadie. No tiene nada que ocultar, es espontánea, es diáfana, es transparente.

Piensa en la invitación de Jesús: quien lo sigue, no andará en tinieblas, es decir, en falsedades, en hipocresía, escondiéndose para no ser descubierto. Sino en luz, en pureza. Aprendamos a ser luz para ser puros.

domingo, 29 de mayo de 2011

Terminemos con las malas palabras


La respuesta amable calma el enojo, pero la agresiva echa leña al fuego” Proverbios 15.1

Sólo nos quedan dos días con este énfasis de restaurar en amor. Para hoy elegí este texto que me parece muy interesante ya que señala algo que necesitamos siempre en nuestras vidas. Esto es, mantener buenas relaciones con nuestros semejantes. La sugerencia lógica parte del buen uso del lenguaje. Si en un momento de enojo (sea por el motivo que sea), yo respondo de manera calmada, probablemente el enojo se irá apagando paulatinamente. Por el contrario, si respondo agresivamente como con un garabato, una ofensa (por ejemplo, imbécil o idiota), lo lógico es que ese diálogo será cada vez más duro y se encenderá hasta provocar un fuego que difícilmente podrá apagarse.

Los asesinatos más horrendos han comenzado con palabras agresivas entre uno y otro. Parece tan obvio que la fórmula para apaciguar las cosas sea responder con calma. Sin embargo, muy pocas veces la practicamos. Generalmente a una mala palabra, respondemos con una peor.

El consejo del proverbista nos llama a responder con bien porque esto garantiza una buena relación. Podemos restaurar amorosamente, sólo si practicamos la amabilidad con nuestras palabras. ¿Hace cuánto tiempo que no le dices a alguien lo bien que hace algo? Se escucha tan bien que le digan a uno: “eres un muy buen amigo” o “eres un excelente estudiante” o “me caes super bien” o “que bien juegas a la pelota” o “te admiro por su honradez”, etc. Creo que debemos practicar el decirnos cosas buenas ya que en esta sociedad abundan las malas palabras, malos gestos, malos pensamientos.

lunes, 22 de noviembre de 2010

Moralidad y moralismo


Moralidad es la actitud natural aunque también de sacrificio de un corazón puro. Es estar en constante búsqueda de Dios de modo de llegar a ser modelos de perfección a la imagen de Jesús.

Moralismo en cambio, apunta al cumplimiento religioso y muchas veces hipócrita de una serie de reglas que buscan sólo la autosatisfacción. Se deja de ser auténtico. Se evitan ciertos vicios y otro tipo de malas actitudes para sobresalir egocéntricamente.


(algunas ideas extraídas del autor Harol Segura con las cuales me identifico mucho).