domingo, 29 de mayo de 2011

Terminemos con las malas palabras


La respuesta amable calma el enojo, pero la agresiva echa leña al fuego” Proverbios 15.1

Sólo nos quedan dos días con este énfasis de restaurar en amor. Para hoy elegí este texto que me parece muy interesante ya que señala algo que necesitamos siempre en nuestras vidas. Esto es, mantener buenas relaciones con nuestros semejantes. La sugerencia lógica parte del buen uso del lenguaje. Si en un momento de enojo (sea por el motivo que sea), yo respondo de manera calmada, probablemente el enojo se irá apagando paulatinamente. Por el contrario, si respondo agresivamente como con un garabato, una ofensa (por ejemplo, imbécil o idiota), lo lógico es que ese diálogo será cada vez más duro y se encenderá hasta provocar un fuego que difícilmente podrá apagarse.

Los asesinatos más horrendos han comenzado con palabras agresivas entre uno y otro. Parece tan obvio que la fórmula para apaciguar las cosas sea responder con calma. Sin embargo, muy pocas veces la practicamos. Generalmente a una mala palabra, respondemos con una peor.

El consejo del proverbista nos llama a responder con bien porque esto garantiza una buena relación. Podemos restaurar amorosamente, sólo si practicamos la amabilidad con nuestras palabras. ¿Hace cuánto tiempo que no le dices a alguien lo bien que hace algo? Se escucha tan bien que le digan a uno: “eres un muy buen amigo” o “eres un excelente estudiante” o “me caes super bien” o “que bien juegas a la pelota” o “te admiro por su honradez”, etc. Creo que debemos practicar el decirnos cosas buenas ya que en esta sociedad abundan las malas palabras, malos gestos, malos pensamientos.